“El Software se está comiendo al mundo” sentenció Mark Andreessen en Agosto del 2011 en su famoso ensayo publicado por The Wall Street Journal. De los muchos temas que abarcó, este me parece particularmente interesante: Casi todas las empresas deberían convertirse en empresas de software. Este concepto ya se convirtió en un cliché por lo que, en lugar de extenderme sobre el tema, prefiero presentar algunos ejemplos de cómo las empresas liderando ciertas industrias, son en realidad empresas de software.
Años atrás, al planear nuestras vacaciones, probablemente buscábamos alojamiento llamando o reservando directamente con el hotel. Algunas compañías, como booking.com, lo hicieron más fácil permitiéndonos comparar varios hoteles con una sola búsqueda. Sin embargo, quien vino a revolucionar la industria fue Airbnb. Airbnb provee alojamiento siendo dueños de literalmente CERO lugares para que nos quedemos. Lo que sí tiene Airbnb es un software altamente disponible que permite a los usuarios reservar las casas que los dueños han publicado con ese mismo software.
¿Que hay con Uber? ¿Cuántos autos tiene? ¿A cuántos conductores contrataron?
¿Podemos pensar en Spotify? ¿Crean o crearon música? ¿Cuántos músicos trabajan para ellos?
¿Amazon, Netflix, las Fintechs en surgimiento?
Lo que Andreessen no cubrió (al menos en este ensayo) es qué ocurrirá con la gente que trabaja en las industrias desplazadas. Probablemente se deba a que esta transformación no parece alterar la forma en la que la gente accede a sus trabajos. A lo sumo, podría forzar una revaloración de los mismos.
Más recientemente, los avances en automatización, robótica e IA reaparecieron para volver a levantar la eterna pregunta: ¿De qué va a trabajar la gente cuando los robots nos hayan reemplazado? Antes de sumergirnos en esta pregunta, debo advertir al lector: Soy un promotor de la tecnología. Uso el sentido común, argumentos y pensamiento, pero tengo un sesgo hacia aceptar lo que la tecnología ofrece. Entonces, asumamos que es cierto que los humanos necesitan trabajar para que el mundo no caiga a pedazos (debatible, ¿no?), la tecnología, y específicamente el software, ¿nos va a reemplazar o va a mejorar nuestras vidas? ¿Se pueden transformar nuestros trabajos de forma tal que sigamos involucrados?
Opinión: Si, pero significa que el software se convertirá en un producto básico. Una habilidad de la cual la gente va a depender, como las matemáticas elementales, o leer y escribir. En ese sentido, en el futuro, no saber de software será comparable con el analfabetismo. Nadie recomendaría dejar de utilizar el lenguaje para tener una fuerza productiva más inclusiva. Por el contrario, la recomendación es luchar contra en analfabetismo educando a tanta gente como sea posible.
Entonces aquí se encuentra la verdadera brecha: ¿Cómo hacer para educar a esta fuerza productiva a tiempo? ¿Están preparadas las universidades para reducir el tiempo en que un estudiante está listo para comenzar su carrera profesional? ¿Deberíamos acelerar la llegada de un nuevo paradigma de educación más pragmático y orientado a la producción? Más aún, en un futuro más distante, ¿No debería ser parte de la educación primaria? Afortunadamente, ya hay compañías y organizaciones alrededor del mundo que se encuentran trabajando en esta problemática. Las hay de todas las formas y sabores: Pagas, gratuitas, híbridas, para autodidactas o académicos, jóvenes o profesionales que quieran cambiar de carrera. Comencé este repositorio de GitHub para curar (con la comunidad) una colección de recursos para aprender a desarrollar software.
Las Empresas y los profesionales deberán hacer un cambio también. Cuando yo comencé mi carrera profesional, 20 años atrás, y en estos días también, las empresas buscan desarrolladores pura sangre. Incluso la gente parece hacer una gran distinción entre aquellos que pueden programar, y los “programadores reales”, nacidos de las máquinas de Von-Neumann y forjados en el fuego eterno del mismísimo código fuente. Si el software se vuelve un producto básico, algunas personas podrían tratarlo como a cualquier otro conocimiento. De la misma manera que hay matemáticos y literatos, cuando llegue el momento, habrá desarrolladores de software y gente que escribe código. Más aún, eso está bien.
Pero no todo será color de rosas. Como con cualquier otro tipo de transformación, habrá gente que no pueda o no quiera ser parte de ella. ¿Qué hacer por y para ellos? ¿Quién es responsable, el sector público o privado? ¿Ambos? En el mejor escenario, los ingresos estarán cubiertos. ¿Podrá esta gente lidiar con la falta de propósito? ¿Estará lista la sociedad en su conjunto para abrazar un nuevo paradigma de vida? Esto aún no lo tengo claro. Lo que si comprendo es que no debemos dejarlos solos. Somos responsables por esta transformación, para bien y para mal.
¿Aplicará a todo tipo de trabajos? No lo creo. No creo que absolutamente toda profesión vaya a necesitar estos conocimientos. Nuevamente, piensen acerca de la profesión que más se aleje de las matemáticas (hoy). O ni siquiera. Piensen en la música, por ejemplo. ¿Está alejada de las matemáticas? Para nada. ¿Todos los músicos piensan en términos de matemáticas? Tampoco.